Esta semana es nuestro amigo Juan Carlos quien nos guía en esta azarosa tarea de crear sobre papel vacío, ahí es nada. Nos anima a escribir sobre aquellos cines de barrio o de pueblo, que eran los que teníamos antes de la llegada de las grandes superficies comerciales. Aquí dejo mi aportación, que espero sea de agrado y provecho:
CINE DEL PUEBLO
Ya están todos sentaditos: el Rogelio con la Ricarda, que no sé qué habrá visto en ella; la Purita con ese gañán del Casildo, que si supiera que tiene favorita en el redil; don Genaro, siempre con su bastón de mando y acariciando los muslitos a la sobrinita del boticario, que parece disfrutar provocando al dinosaurio; los quintos también se han metido, supongo que gratis, como pitanza que les da su pueblo…
Ya estoy preparadito para accionar el proyector, pero me gusta hacerles esperar. Se ponen nerviosos con cada minuto que me excedo de la hora. En una ocasión, me excedí más de cinco minutos, y me acertaron en la cabeza con un cagajón; hoy seré yo quien salga victorioso. A mis pies tengo la artillería pesada: un cenacho repleto de cagajones recién traídos de la cuadra del Alfonsino.
Eran las cinco y cuatro minutos, y ya se movían sus cabecitas más de la cuenta. Cogí un cagajón con la mano derecha, accioné el proyector con la izquierda… ¡Al Rogelio se la tiro por calzonazos! Con tan mala suerte que le acerté a don Genaro en la mano impúdica.
Y es que, cuando me entusiasmo como aquel día, olvido que soy zocato. Y además que me vieron todos: eran las cinco y cinco.
Alberto Villares.
Tienes muchas más relatos que, si aún no los has leído, te están esperando en el blog ¿Y qué te cuento?
Pues has reflejado la escena como si mismamente la hubieras vivido jajaja y además te has lucido escogiendo los nombres de los asistentes.
ResponderEliminarYo no tengo recuerdos de esos cines de pueblo porque en mi pueblo no había ni cine, pero seguro que en muchos se vivían escenas parecidas...
Me ha gustado mucho!
Un beso
Si, la verdad que un poco más y me sale un relato de antes de la guerra civil jajaja
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado ;-)
Es buenisimo, le has puesto la salsa que tenian los cines de pueblo. Besos.
ResponderEliminarAhora somos muy formalitos comparado con aquella época... Por lo que he visto en las películas, claro
EliminarMe gusto ese toque de picardía que le has puesto al texto , que por otro lado no vas muy mal encaminado jajaj.Gracias por compartirlo .
ResponderEliminarUn abrazo !!
Gracias a ti Campirela, me alegra que te haya gustado. Besos
Eliminarjajaja, qué bueno. Ese operario con la llave del poder en la mano, nunca mejor dicho. Con los personajes del pueblo, esperando la proyección. Esos carretas grandes que iluminaban la pantalla. Pero claro, a las cinco de la tarde, poca penumbra hay para hacer travesuras :-).
ResponderEliminarUna monada de texto. Muy bueno, Alberto. Un abrazo
En aquella época seguramente anduvieran por ahí los curas vigilando. La noche súper prohibida por lo que pudiera pasar.
EliminarUn abrazo Albada
Te salen unos relatos costumbristas maravillosos...y todo con la maestría de una rápida pasada con la cámara para que lo veamos todo como si estuviéramos allí...
ResponderEliminarUn abrazo
Es que Berlanga caló en mi jajaja. Gracias Javier
EliminarMuy divertido tu relato.
ResponderEliminarNo hay como ir bien provisto
de municiones a proyectar. Además,
toca la hora de la venganza.
Un saludo, Alberto
Si es que en el fondo siempre nos la guardamos para algún día devolverla. Gracias Myriam
ResponderEliminarJajaja, qué gracioso me ha parecido el desarrollo de la escena. Aun así, espero que todos disfrutasen de la película ;)
ResponderEliminarSaludos jueveros, Alberto
Pues imagino que don Genaro no se lo tuvo que tomar muy bien. Tal vez, como buen cacique, decidió cerrar el cine y hacer un casino o algo así.
ResponderEliminarUn abrazo Dafne
Buen argumento para el cine de barrio, con "proyectiles" incluidos, genial descripción de aquellas tardes de cine de antaño. Me gusta, le has echado imaginación, enhorabuena.
ResponderEliminarLo que voy viendo me agrada, así que me quedo, Alberto.
Amistosamente.
Parece que, en aquella época, en las aglomeraciones la gente tenía tendencia a acabar lanzándose de todo jeje
EliminarUn abrazo Mari Carmen
Yo no diría que mala suerte, el destino jugó su parte y decidió la asestada en la mano impúdica. Suerte (de la buena) echada. Que buena postal nos has dejado aquí Alberto! parece de cinema paradiso, un lujo!
ResponderEliminarBeso y buen finde
Qué bueno que Cinema paradiso haya sido recordada por varias personas de esta convocatoria. No la he visto pero creo que en menos de cinco años la veré.
EliminarBesos Ceci
Todos a lo suyo :9
ResponderEliminarChico travieso, muy bueno tu relato
Abrazo
Suele pasar, los cines siempre han dado cierta oportunidad de anonimato o privacidad, aprovechada en épocas de censura.
EliminarBesos Ame
Ja,ja,ja, me acuerdo como se gritaba al proyeccionista cada vez que fallaba el comienzo,m el sonido, el cambio de rollo, etc.
ResponderEliminarLo que no esperaba era que entrara en combate, lo cual es muy divertido. Y que encima "acertara" en su bombardeo, más aún.
Un abrazo, amigo.
Juan Carlos veo que estas salas fueron muy importantes para ti, y eso me alegra. Yo siempre he sido callejero y culo inquieto, por lo que el cine fue poco frecuentado en mi adolescencia.
EliminarUn abrazo grande
Me sacaste una risa.
ResponderEliminarAlgunos de esos operadores ha debido conseguir trabajo en una cadena. Ya que pasó viendo Deadpool, que se cortó la película. Con la queja de un espectador que se cortó en la mejor parte (en las escenas intimas entre Ryan Reynolds y Morena Bacarin).
Saludos.