LAS CONDENAS
Desde tiempos prehistóricos gozamos al no sabernos juez y reo. El ser humano ha ideado multitud de condenas. Las más usuales son la condena de muerte, reservada para los más osados, y la privación de libertad, reservada para los más incautos.
Donde quiera que estés siempre habrá una cárcel esperándote. La celda tendrá la peculiaridad de no tener barrotes, puerta, paredes donde marcar los días, guardias ni alambradas de espino. Los perros no serán agresivos sino dóciles y juguetones. Parecerá que eres libre. Esa será la condena, la de parecer que eres libre.
Alberto Villares
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Hola Alberto. Es cierto que muchas veces nos podemos construir nuestros propios barrotes.... mis saludos y respetos....
ResponderEliminar¡Muy bueno!, esa condena la tenemos todos por el hecho de estar vivos.
ResponderEliminarSi te empeñas, los barrotes nacen espontáneos, ni una lima en un pan podrá evaporarlos del íntimo encierro. Libertades y prisiones existen de infinitas cualidades, tamaños, formas.
ResponderEliminarEs que goza de la libertad es porque es un cobarde, amigo, porque tememos la pena que nos va a caer... que si no... serían todavía más "humanos".
ResponderEliminarUn cafelito.
Dura condena la que nos condena nuestra propia mente. Un besote
ResponderEliminarMuy buena reflexión amigo, los barrotes a veces los ponemos nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo
Pienso que nadie es completamente libre y que somos inquilinos inconscientes de muchas prisiones. Entiendo que ese es el sentido de tu magnífica entrada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Lo que es verdaderamente preocupante es ser tú mismo tu peor enemigo. Tal vez esta semana aprenda a quererme un poco más.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Hay que intentar que esos barrotes se dibujen lo más lejos posible de nosotros mismos. cada uno le pone su propio límite a su libertad, nada es absoluto en este mundo, y es cierto todos somos prisioneros de nuestros propios actos.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Saludos!!!
Esas cárceles invisibles son una verdadera trampa, que muchas veces nos hacemos a nosotros mismos. Una gran exposición la que nos haces, y para ser sincera, cada una de esas prisiones me resultan amenzantes, aunque la última, por su sutileza, tal vez bastante más.
ResponderEliminarBesos! Y un gusto volver a encontrarte en esta reunión juevera!
Gaby*
En el engaño estará la máxima pena...muy buen texto!
ResponderEliminar=)
Si señor!!! Esta condena es la que llevamos a pasear, creyendo en la libertad.
ResponderEliminarExcelente Micro.
Un abrazo :)
Me deja conteniendo el aire....
ResponderEliminarun abrazo
A una se le encoge el corazón, muy buen micro.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Que maravilla! "Esa será la condena, la de parecer que eres libre."
ResponderEliminarCierto, hay cárceles sin nombre por las que pasamos todos alguna vez en la vida.
Un beso
Cierto. Creo que no hay nadie verdaderamente libre porque todos estamos presos de algo en nuestro interior que nos pone muros invisibles.
ResponderEliminarLa frase final es aplastante, una sentencia en toda regla.
Enhorabuena y bienvenido de nuevo a los jueves.
Me alegro mucho que las musas te hayan visitado de nuevo.
Un beso grande guapo.
Podría parecer surrealista, pero no, es otra forma de ver una verdad que amenaza nuestras vidas. Corto y contundente texto.
ResponderEliminarAbrazos.
El comienzo, ese juego de ser jueces y sentenciados me ha recordado lo que ocurre en las manada de lobos, ese modo de condenar a la marginación a alguno de ellos. ¿Será algo innato? Lo peor es ese auto encierro.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta mañana.