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domingo, 7 de julio de 2013

Este jueves (domingo)... Uno de rebeldía.

TRÁNSITOS
File:AngelCaido.jpg 
El pasillo se hace interminable. Hay baldosas luminosas de distintos colores. Mis ojos se van directos a las de color negro, las que no lucen. Son las que tengo que pisar para llegar sano y salvo hasta el final. En un descuido, piso una roja. Como estoy solo, nadie se entera.  Salgo del pasillo, del túnel, y llego a la luz. Se trata de una luz cegadora donde se intuyen unos ángeles. Estos ángeles animan a volar a todo el que sale del túnel. Yo lo intento, me dicen que puedo, que es fácil, pero no tengo alas. Les agradezco el detalle y sigo caminando. Bajo por unas escaleras, huyendo de la luz angelical, y encuentro una tortuga. El pobre animal vive cargando con su casa. Bueno, en realidad es un peso del que no puede librarse. Mejor la dejo y sigo hasta un pasillo de baldosas luminosas. Esta vez no piso ninguna que no sea negra. Salgo del pasillo interminable y, qué sorpresa, tengo unas alas blancas espectaculares. Las muevo con ímpetu pero los ángeles me dicen que no, que así no, que debería aprender a utilizarlas. Finalmente mis alas se queman al llegar a una especie de sol. Caigo y voy rodando por unas escaleras. Mi rostro queda frente al de una tortuga: la misma tortuga de antes. Me mira piadosamente y me acompaña a pasar de nuevo por el túnel. Esta vez sí que se hace realmente interminable, sólo piso baldosas negras. Salgo del túnel y soy muy cuidadoso con mis nuevas alas. Me despido de la tortuga y me uno al grupo de ángeles, para siempre.

Alberto Villares.

7 comentarios:

  1. A veces las transformaciones interiores, las metamorfosis más trascendentales son las que se nos presentan más difíciles...quizás sea porque las enfrentamos más con nuestra mente que con nuestra intuición más íntima. Eso de pisar sólo las baldosas negras parecería una fijación extrema por seguir siendo racional aún en los momentos en que se nos tienta con la absoluta libertad.
    Una narración onírica muy interesante.
    Un abrazo.

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    1. Curiosa observación pero... la transgresión era pisar las de colores, no las negras. Creo que el empeño es ser racional, como mandan los cánones, pisar sólo las negras y no transgredir la norma. En fin, no me había parado nunca a pensarlo. Gracias y nos vemos, espero, esta semana en tu blog. Saludos

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  2. Pues parecería que solo respetando las normas (las de pisar solo las baldosas negras) llegarías al estado deseado de ser angel. ¿Esa sería tu libertad?

    Un relato muy interesante, que vuela, con alas propias.

    un abrazo.

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  3. Tal vez, la norma de pisar las baldosas negras parece impuesta por una moral. Transgredo y piso una roja. Es luminosa (viva) pero la "moral" me obliga a ir por las que no lucen, las aburridas. Al final es la tortuga (paciencia) la que me ayuda a ser un ángel. Interesante ver los entresijos de este relato. Gracias

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  4. ¿Cómo fuiste ángel si ya tenías quemadas las alas? ¿Te dieron unas nuevas? Me alegro.

    ¿Los ángeles toman café? Era por dejarte uno.

    Qué preguntona estoy...

    Un abrazo.

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    1. Bueno, cada intentona serían unas alas distintas, hasta llegar a las definitivas. Este ángel en concreto es bastante cafetero ;-)

      Saludos

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  5. No decaer cuando se fracasa, ni buscar un entusiasmo extremo cuando se triunfa.
    Le encuentro un aire triste. Como comentan más arriba, transgredir las normas, aun sin querer, sin que nadie te vea, tiene un castigo. Formar parte del grupo, identificarte con el a través de las alas... Tu cuento me hace pensar en el Stalinismo.
    Felicidades¡¡¡

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