EL OASIS
Podemos estar aquí toda la vida. Tenemos de todo: agua, frescor, frutos, hierbas, raíces, leche de camella, caracoles… Tenemos provisiones suficientes para no tener que buscar ningún otro lugar. Merece la pena luchar por ello.
Cuando te vi por vez primera en el zoco, no me pareció que necesitaras ayuda. Tu mirada me pareció tan sensual que quedé prendado de ti. Me acerqué para hacerte una pregunta trivial. Me acerqué porque no tuve más remedio. Porque me llamaste con tus ojos. Te bastaron pocas palabras para pedirme que te sacara de allí. Tu mirada hizo el resto. Fue un plan no hablado: yo tenía que pasar con mi camello por delante de la tienda de tu marido. Tú te pondrías con sigilo entre mi camello y yo. Todo salió bien y salimos de allí.
Así estuvimos huyendo durante tres días con sus tres noches por el desierto. Ambos sabíamos que el agua no nos alcanzaría, hasta que una caravana nos indicó un oasis cercano. Me preguntabas por mi destino y yo te daba una sonrisa por respuesta. Ambos escapábamos de algo y sólo mi camello, mi camella más bien, conocía nuestros motivos. Yo me marché de mi aldea sin decir nada y dejé a mi mujer y mis hijos. Estaba locamente enamorado de otra mujer y ya no soportaba aquel tormento en mi cabeza.
Algo sucedió cuando fuiste a buscar agua porque tus ojos ya no brillan. Tu boca viene abierta y exhalando tu esencia en cada paso. Buscas nerviosa el cuchillo curvado. Forcejeamos. Te lo quito y con mis ojos te digo que no, que no es tiempo de morir sino de luchar. Y así, cuando lleguen, lucharemos por nuestra libertad.
Alberto Villares.
Te confieso que lo he tenido que leer tres veces para entenderlo y aún no sé si he entendido lo que quieres decir. El último párrafo es el que me confunde pero creo que ella se quier matar porque ve que la persiguen ¿no?. Precioso cuando con sus ojos él le dice que no es tiempo de morir....
ResponderEliminarEso es Charo, ella va a buscar agua y ve un grupo de hombres que se dirigen al oasis. El grupo de hombres va a caballo o camello y entre ellos va su marido. Intenta suicidarse pero él se lo impide y la anima a luchar. Ya sabes, amores que matan. Un besazo
EliminarMuy romántico y bien narrado. El amor resulta origen de la fertilidad, de todo tipo, aunque luego se transforme y/o bi/tri/etc.-furque. Bs.
ResponderEliminarGracias por tus palabras emejota. Hay tantos tipos de amor... Lo que nos quedará por ver. Un beso
Eliminarhe intentado por dos veces de comentarte.pero no lo he logrado .Ahora va de prueba. Saludos mi queido amigo.
ResponderEliminarGracias de todas formas Monserrat. A mí también me ha ocurrido alguna vez. Un beso
EliminarGracias por tu aclaración, lo del marido ni lo había intuido.
ResponderEliminarUn amor a primera vista y en el desierto ¡casi ná!
Hasta en el desierto se puede encontrar a la media naranja... y al medio limón, la media lima, la media mandarina jajaja! Un beso
EliminarDebo confesar que a mi también me costo entenderlo sobre todo el final, pero muy romantico relato
ResponderEliminarGracias María, tal vez el final sea más abierto que cerrado. Algo que me gusta porque así se adapata a la imaginación de cada lector. Un beso
EliminarUn maravillo cuento de las mil y una noches, merece la pena luchar por él, por el agua, por esa mirada sensual, por la vida.
ResponderEliminarBesitos.
Gracias Natàlia, como puedes ver, el desierto también puede albergar pequeños oasis de esperanza y por los que merece la pena luchar. Un beso
EliminarUn cuento de sed sin saciar y un cuenco de agua fresca al que estar atenta, porque los oasis suelen ser traicioneros, bueno los espejismo del desierto en realidad. Eso dicen. Uruguay por suerte queda muy lejos del Sahara.... ;)
ResponderEliminarbesos y felicitaciones por el relato que nos nubla la razón.
Hola, gracias por tu comentario tan profundo. Ya quedamos pocos románticos. El Sahara puede estar en nuestro corazón... pero también sus oasis. Besos
EliminarPor amor, se hace cualquier cosa; aunque a veces no se miden las consecuencias. Allí en ese oasis seguro que serán felices.
ResponderEliminarUn cuento muy bien escrito.
Un abrazo
Gracias Carmen, como puedes ver, a este pobre caminante del desierto le pudo costar caro algo tan natural como buscarse una novia. Siempre les quedará el oasis, aunque sea en su memoria. Un beso
EliminarNo hay marido ni mujer que puedan detener el amor aunque lo persigan por el desierto.Veo que el romanticismo te toco el hombro y te invito a soñar.
ResponderEliminarMuy bello tu relato....Besos amigo
Hola Lucía, es cierto que el romanticismo va sobre mi hombro como papagayo de capitán pirata. Romanticismo y fantasía hacen que la vida sea más dulce. Besos
EliminarCuánto romanticismo. Hermosa historia. Bonito paralelismo entre el oasis y la felicidad.
ResponderEliminarMuy bonito Villi¡¡¡
ResponderEliminarY muy bien trazado: encuentro con amor pasional, huida desesperada de vida anterior, consecución de objetivo (llegada a oasis) y final abierto con reencuentro con vida anterior (consecuencias).
Enhorabuena por este cuento.
Si quieres alcanzar el oasis hay que atravesar el desierto. Pero si quieres disfrutarlo, hay que hacerlo sin cantimplora.
Un abrazo.
Jajaja, pero bueno Iván! me alegra que te hayas leído los relatos y que te hayan gustado. Ahora no tienes más remedio que hacerte un blog... llamado Neconices jajajaaja!
EliminarUn abrazo y nos vemos en los bares con un rico patxarán.
Ja, sé de uno que diría, leyendo este relato, que tienes alma de poeta. Yo también lo digo, pero además me gusta, la historia merece mucho la pena y tiene ese toque tan personal que das a tus cuentos.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Juan Carlos, seguro que esa sería la apreciación de quien sabemos jeje. Un fuerte abrazo
EliminarMerece siempre la pena luchar por el amor, contra viento y marea. Al final, de una forma u otra, siempre triunfa, aunque el precio sea alto. Me ha encantado tu cuento.
ResponderEliminarEn cuanto al escenario elegido, me ha recordado un haiku que escribí hace mucho tiempo, dice así:
Duro desierto.
En tus lunares verdes,
surge la vida.
Y por tus palabras, no sólo la vida vegetal.
Un abrazo.
No se puede vivir huyendo toda la vida, a veces llega el momento de enfrentar las cosas y resolverlas, aunque haya que lucharlas por demás.
ResponderEliminarSiempre es más atinado luchar, aunque parezca imposible.
ResponderEliminarUn abrazo!
Por amor todo, como dice Sindel no se puede huir toda la vida, en algún momento toca encarar otras realidades, pero seguro que bien merece la pena hacerlo.
ResponderEliminarBella historia.
Un abrazo.
Bosque romántico el tuyo donde los haya... totalmente de película, pero merece la pena luchar por amor...
ResponderEliminarUn beso!!
P.d. Enhorabuena por haber sido seleccionado en el certamen de Diversidad Literaria :)
Tu jueves me hizo pensar en una isla desierta. Un refugio con todo lo necesario para estos dos amantes que están dispuesto a pelear. Gran relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Retazos de una historia con final abierto. Mucho me temo que el desenlace se produzca en ese Bosque-Oasis que tan engañósamente parecía el paraíso.
ResponderEliminarAbrazos
Hola Alfredo, muchas gracias por tu observación. Me ha sido imposible encontrar tu blog, como también me ocurre con otras personas, para poder disfrutar tus relatos. Un abrazo.
EliminarPor si te sigue interesando: http://alfredo-laplazadeldiamante.blogspot.com.es/
EliminarUn abrazo
Parece una metáfora de la vida en este país.
ResponderEliminarSiempre esperando que alguien nos mire a los ojos y nos demuestre que todo irá mejor...
Un saludo, Alberto, ahí va un cafelito.
A veces la lucha por amor se apaga en un oasis, fuera de allí, el mundo no entiende que basta mirarse a los ojos.
ResponderEliminarUn beso