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No sabíamos si aquel sería nuestro primer o último viaje. El lugar había sido elegido un poco al azar. Estábamos empezando a descubrirnos como pareja. Nos ponemos a buscar un sitio paradisíaco. Que si he estado en Tenerife y es precioso, que si avión mejor que coche… Finalmente, nos decantamos por la isla de Lanzarote. Tenía un punto desértico que contrastaba junto al mar. Todo en orden: madrugón, taxi, aeropuerto, vuelo, recibimiento y traslado al hotel. Carecíamos de preocupaciones. Apartamento de lo más acogedor y piscina privada dentro del complejo. Dejar maletas y acudir al comedor a degustarlo todo. Gestiones para alquilar un coche, mapa con marcas a bolígrafo y de vuelta al apartamento. Nos duchamos y, antes de vestirnos, nos ponemos a follar. Desplegamos mapa y deliberamos nuestro plan para el resto de los días: que si esto es precioso, que si esto cierra los lunes, que si estas playas, que si esto, que si aquello. Se nos hace tarde y decidimos dar un paseo. Tomamos una cerveza. Volvemos al apartamento: ducha, nos ponemos guapos y de nuevo al comedor. Los centroeuropeos ya han cenado. Paseo nocturno, brisa marina en el rostro y olas chocando contra el espigón. Pescadores a lo suyo. Senegaleses vendiendo abalorios y senegalesas haciendo trenzas. Nos jode que algunos sitios tengan todo en inglés o alemán; pero no en español. Nos sentamos a tomar algo: yo con, ella sin. Charlamos de la vida: nos estamos conociendo. Han pasado más de doce años y seguimos siendo los mismos. Algún cambio físico: peccata minuta. Tal vez, demasiado en la mochila, pero espalda fuerte. Y seguimos viajando, seguimos viajando.
Dedicado a ti, nena.
Alberto Villares
Tienes más relatos viajeros en esta misma casa, un poquito más abajo. Y muchísimas gracias por tu lectura.
Que linda historia de viaje trascendente! Emotivo además que el escrito tenga destinataria específica... se pondrá orgullosa. Un abrazo
ResponderEliminarUno de los más hermosos viajes vividos y latidos en complicidad con el amor y esos sentires que inundan piel y alma…
ResponderEliminarPrecioso relato, Alberto. Un placer leerte.
Un abrazo, y feliz noche!
Bueno Alberto se ve que ese viaje fue el comienzo de algo bien bonito ..y en estoy de acuerdo contigo el viajar con alguien te hace mucho más bello ese viaje sin duda alguna.
ResponderEliminarUn abrazo .
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo tengo palabras. Muchas gracias. Nuestro viaje sigue, es la vida, nuestra vida, juntos.
ResponderEliminarEsa luna de miel sin punto final es le mejor viaje de la vida. Sin dudar de que Tenerife sea espectacular, es la sensación de abrirse paso a la intimidad del otro es lo que mejor has definido.
ResponderEliminarPrecioso post. Afortunada ella. Un abrazo y feliz finde
Emotivo y cautivador relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Bella crónica de un amor anunciado, vivido y recordado.
ResponderEliminarSolo resta que el viaje se siga repitiendo, aunque la mochila pese por los años.
Saludos.
Eso está bien, continuar disfrutando de los viajes con tu pareja.
ResponderEliminarUn abrazo
Un bello inicio presagio de una continuidad, felicidades pareja!!!
ResponderEliminarViaje prolongado en el tiempo.
ResponderEliminarAbrazo longo.
Un camino infinito os deseo para que os sigais conociendo mil años más.
ResponderEliminarBesos