EL MILAGRO DE PIRRI
Tenemos un loro que nos tiene a todos encandilados. Se llama Pirri y yo Julio Martínez Medina. Al resto de la familia no os lo presento.
Pirri pasa mucho tiempo sólo en casa y, para que no enloquezca, tiene un espejito dentro de la jaula.
Yo paso mucho tiempo sólo en casa y, para que no enloquezca, mi familia trajo a Pirri a casa.
En ocasiones, Pirri se mira al espejito y, con su acento loril, repite cansinamente: espejito espejito, espejito espejito, espejito espejito. Entonces, yo, miro a Pirri, y con mi acento socarrón de los madriles, le repito cansinamente: espejito espejito, espejito espejito, espejito espejito.
En una ocasión, y sólo en una ocasión, llegué a creer que mi familia trajo a Pirri a casa para que yo enloqueciese. Y le pusieron un espejito dentro de la jaula para que él no enloqueciera.
Abandoné esta hipotética hipótesis el día que vi a toda mi familia mirando a Pirri. Todos, al unísono, le imploraban lo que se había convertido en una especie de letanía dentro del núcleo familiar: espejito espejito, espejito espejito, espejito espejito. Y Pirri lo repetía al instante.
Como ya había abandonado mi seria sospecha, relajé mi psique y, todos los miembros de la familia, cada uno frente a un espejo, comenzamos una gran conversación que nos cambió para siempre.
Alberto Villares.
Tienes más historias mascotiles en el blog de la guapa Charo ¿Quieres que te cuente?
Vaya tema. La incomunicación doméstica y los paliativos que se ponen para suplantarla., hasta llevarnos al absurdo, como esa familia repitiendo "espejito, espejito". Suerte que las neuras se relajaron y que ello sirvió de revulsivo sanador.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una significativa historia la de tu lorito Alberto.... Muchos saludos!
ResponderEliminarGenial Alberto! Las musas han llegado tarde pero han venido cargaditas de imaginación y humor! Vaya casa de locos! Me encanta eso de "con su acento loril" ja ja ja ja. La verdad es que tu relato tiene mucha "miga", habría que analizarlo en profundidad.
ResponderEliminarGracias por participar. Besitos guapo.
La psiquis tiene grandes recovecos, tantos como para que entren el Pirri, el espejito, tu familia y vos, y la locura por supuesto! ajjaaj
ResponderEliminarBueno al menos el lorito sirvió para que toda la familia tuviera la conversación de su vida. Y es que a veces los humanos necesitamos un pequeño empujón.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que a veces, es necesario realmente ver al que se tiene al lado o cerca y no encerrarse en mundos de espejos para ver y sentir reflejos que nos engañen diciéndonos que no estamos tan solos. Excelente relato... y el tal Pirri, imagino que se habrá parado en el hombro de Julio y habrá aprendido a parlotear como un gran amigo.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Muchas gracias por vuestros comentarios. En efecto, me salió una historia sobre la incomunicación dentro de la familia y la pérdida de identidad. Besos y abrazos
ResponderEliminarUna locura de relación dentro de esta loca familia, La incomunicación llega hasta los extremos menos imaginados. Buen relato Alberto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Da gusto encontrarse con un relato. (porque de eso se trata, ¿NO? de fomentar la ficción) Decía que da gusto, ver que la imaginación toma la delantera, que entretiene, que sugiere, que cuenta y uno entra en situación e imagina, y disfruta.
ResponderEliminarEl día que nos pidan que relatemos nuestra vida, no voy a saber dónde esconderme.
Un abrazo fresco.
Magnífico e irónico relato Alberto sobre la escasa o nula comunicación en el seno familiar. No sé porqué pero me ha recordado aquella conversación de papá tiburón, mamá tiburón y el tiburoncito, Papá dijo GLUB, mamá dijo GLUB, el tiburoncito dijo GLUBITO, GLUBITO. Al unísono, papá y mamá dijeron: Niño, como nos cambies la conversación te damos un tortazo. Pues eso: Espejito, espejito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Menos mal que Julio logrò relajar su psique, tanto espejito, espejito, espejito, ponìa en evidencia lo necesitado que estaba de buena compañìa y una amena conversaciòn.
ResponderEliminarYo que Pirri aprovecharìa la ocasiòn de econtrar la puerta abierta de la jaula y escapar volando...
Un beso!
Buena manera de relacionar la incomunicacion,lo realizaste de forma muy divertida e ironica a la vez, me encanto Alberto, un abrazo.
ResponderEliminar