Seguidores

viernes, 29 de septiembre de 2017

Este jueves... ¡Música, maestros!


Y ahí estaba yo, tocando hasta siete instrumentos a la vez. La verdad que, esto de ser hombre orquesta, no es nada fácil, y no está pagao, pero te lo pasas bomba. El problema es el verano, cuanto más trabajo tengo, con las fiestas de los pueblos. Bolo tras bolo. Todo el verano haciendo bolos. Aunque también tiene su encanto, porque te suelen invitar a comer caldereta de esa que hacen con alguna pobre vaquilla. La vida del hombre orquesta es dura, no como la del hombre bala o la del hombre lobo. No, ellos no necesitan hacer uso de la pericia que gasto yo. Tocar siete instrumentos, ja! Incluso me acuerdo, de cuando era pequeño, de un tal hombre mosca. Qué feo que era cuando se transformaba en el bicho aquél. 

Yo la verdad que siempre mostré una sensibilidad especial por la caldereta de vaquilla, perdón, por la música. Toco siete instrumentos porque es el número de la suerte en la cultura cristiana. Que en los pueblos son muy beatos y esas cosas les gustan, o éso creo. Dicen que al séptimo día descansó. Pues yo, de descanso ná, porque mis bolos veraniegos suelen ser en domingo. Los domingos en los pueblos están como más de buen rollo, y te acaban dando ración doble de caldereta de vaquilla. Y con su toque de vino tinto y todo. ¡Qué rica está! 

Bueno, os voy a ir dejando, que dentro de un rato tengo un bolo y se me enfría la caldereta, que en este caso es de venao, pero muy rica también. Tendré que lavarme bien los dedos, que con tanto chupetear los huesos voy a dejar perdidos mis valiosos instrumentos. Hoy los hartaré con el bombo, que lo toco con el pié.

FIN

Tienes más relatos musicales en casa de nuestra amiga Roxana, haciendo clic en este enlace.


11 comentarios:

  1. Jajaja! Más que el hombre orquesta debería llamarse el hombre caldereta que parece que es lo que de verdad le gusta. Un relato muy divertido y con ese toque de humor tan natural que te caracteriza.
    Me alegro de que hayas vuelto a escribir, se te echaba de menos!
    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Jajaja me he inflado de reír, ¡qué bueno!

    ResponderEliminar
  3. jaja original y divertido! Qué bien viene despertar una sonrisa!... se agradece.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. ¡Hola! ¡Jo! ¡Qué divertido! El hombre orquesta que está más interesado en la caldereta que en la música, que ha sido estupendo.

    Muy bueno, qué gusto que hayas participado <3

    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. No me extraña tu pasión por la música...digo por la caldereta, si como son fiestas te las tienes que comer con "pan sentao" y buen vino de bota.
    Un buen relato que me ha hecho reír.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Hola, Alberto
    Escribir historias cómicas implica un gran trabajo. Tu relato está haciendo provocar la risa de los que te leen. Me ha mata'o de risa tu peculiar personaje. Te quedo genial.
    Saludo

    ResponderEliminar
  7. Vaya afición a la musica, digo a la caldereta, te has superado y nos has hecho reir. Besos.

    ResponderEliminar
  8. ¡¡Y qué bien trataban en los pueblos de antaño!! Pasaba como con el cura que no se dejaba de haber hambre. Siempre había vino y caldereta.
    La paliza es un rato pero ¡¡qué bien lo hemos pasado!!

    Me ha encantado tu historia, divertida, espontánea, alegre, rítmica... y llegar al final de tu relato con la sonrisa dibujada en la boca.

    Un beso enorme.
    Mag

    ResponderEliminar
  9. Pues a todo se hace uno...a los bolos en las fiestas de los pueblos y a la caldereta, bueno, a la música...me ha encantado volver a verte escribir...y como siempre de bien...
    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  10. tiene mucho sabor tu texto Volveré
    sin lugar a dudas

    ResponderEliminar