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jueves, 29 de agosto de 2013

Este jueves... Imaginemos en nombre del amor.


EN EL NOMBRE DEL AMOR
El otro día mi hijo me preguntó cosas bochornosas. Tal vez estéis pensando en esas preguntitas comprometedoras que, llegado el momento, hacen los niños; pero no, he dicho bochornosas, no escabrosas.
El caso es que me abordó mientras cenaba ensimismado en mis cosas y haciendo que veía, con mucho interés, las noticias.
-          Papá, ¿mamá y tú estáis enamorados?, ¿dónde os conocisteis?, ¿qué os dijisteis por primera vez?, ¿la regalas flores?, ¿has hecho alguna locura por ella en nombre del amor?
Os podéis imaginar por donde se me metió la bola de filete que estaba masticando. Una vez que se relajó mi diafragma y cesaron los lagrimones de asfixia, apagué el televisor y nos miramos fijamente a los ojos. Estuvimos inmóviles y sosteniéndonos la mirada durante dos minutos interminables.
-          Pues muy bien –le dije mientras tamborileaba en la mesa con los dedos.
-          ¿Te repito las preguntas, papá?
Le respondí, una a una, todas las preguntas que me había tiroteado en una vil emboscada.
-          Tu madre y yo estamos muy enamorados. Nos conocimos en un tren que solíamos coger todas las mañanas para ir a trabajar. Nos pusimos a hablar gracias a un pajarito que se metió en el tren (es una larga historia) y nuestras primeras palabras fueron sobre aves. La suelo regalar flores silvestres, tanto frescas como secas (los tiempos están muy mal y las floristerías muy caras). ¿Locuras en nombre del amor? Llevar casi veinte años juntos y tenerte a ti. ¿Te parece poco?
Anotó todo lo que le había dicho y me dijo: papá, sois un rollo. Bueno, su madre y yo seremos un rollo; pero él fue al colegio con los deberes hechos y yo salí de aquella emboscada victorioso. Comprended que es demasiado pequeño para saber la verdad.

Alberto Villares.