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miércoles, 2 de octubre de 2013

Este jueves... en el camino.

TODA UNA VIDA
Mi amigo Jorge acaba de ser papá. He buscado un hueco y he venido a verles. El bebé está envuelto en una mantita y sólo se puede ver su carita arrugada. Tengo que marcharme. Me despido y me dirijo a la parada del autobús.
El autobús llega ruidoso y dejándose ver desde un rato antes de llegar a la parada en la que me encuentro. Subo, pico mi billete, saludo a la conductora y ella me corresponde con una sonrisa. El autobús va repleto de gente. Le ceden el asiento a una mujer que lleva en brazos un niño que apenas sabe andar. En los siguientes asientos va un padre acompañando a su hija. La niña debe estudiar guitarra o algo parecido por la conversación que llevan. Al final de los asientos va un grupo de adolescentes vocingleros. Hablan alto, llevan música en sus teléfonos y ponen los pies sobre el asiento. Dos chicos universitarios (saltaba a la vista) charlan maduramente sobre filosofía, intercalando bromas sobre el onanismo de Kant. En la siguiente parada sube una de las chicas más atractivas que jamás haya visto. Debe estar de vuelta del trabajo, por la edad que aparenta y los zapatos cómodos que lleva para aguantar de pie durante horas. Va tan pintada que debe ser dependienta de perfumería. Acto seguido sube un hombre de mediana edad con aspecto de ejecutivo. Descarto esta idea al ver sus zapatos baratos. Del pseudoejecutivo mis ojos saltan a un matrimonio de jubilados cargado con bolsas de fruta del mercadillo. Los miro a todos de soslayo y aprovechando el reflejo de la ventana. Una señora mayor sube en la siguiente parada. Tarda unos segundos en encontrar el billete en el monedero. Me levanto, le cedo mi asiento y la conductora me lo agradece con otra sonrisa por el retrovisor. El autobús llega a mi destino. Tengo que bajar y me siento como Boabdil el día que abandonó su palacio de La Alhambra de Granada.
Llego hasta mi casa caminado despacio junto a la tapia del cementerio (no os lo he contado pero vivo junto al cementerio de Carabanchel, en Madrid). Mientras busco las llaves de casa tengo una extraña sensación. La de haber sido testigo de toda una vida.

Alberto Villares.


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23 comentarios:

  1. Creo que muchos, al menos los que estamos en esto de escribir, vivimos lo mismo en el transporte público, ese imaginar las vidas de quienes nos acompañan. Y el cierre es genial.
    Un abrazo.

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  2. De lo sencillo y cotidiano has sacado un relato de maravillas Alberto!! Lo disfruté mucho al leerlo.....

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  3. Yo diría que de muchas vidas y todas ellas interesantes y con filosofía propia descrita magistralmente en unas cuantas palabras.

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  4. Yo diría que de muchas vidas y todas ellas interesantes y con filosofía propia descrita magistralmente en unas cuantas palabras.

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  5. Yo diría que de muchas vidas y todas ellas interesantes y con filosofía propia descrita magistralmente en unas cuantas palabras.

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  6. Coincido con Tracy, en tu relato nos has mostrado la vida misma, en sus múltiples y variadas formas de desarrollarse y mostrarse. Es lo que tiene escribir, la posibilidad de narrar, de vivir con la imaginación muchas vidas y muchos momentos de estas. Intenso camino has transitado en un corto trayecto de autobús.
    Un abrazo.

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  7. A partir de un hecho cotidiano has conseguido escribir un relato que te engancha y te hace visualizar perfectamente a todas las personas que tan bien describes. A mi me encanta hacer este tipo de cosas en los trenes o autobuses.
    En cuanto al final ¿vives cerca del cementerio o dentro del cementerio? porque bien podrías estar muerto y volver a vivir a través de las vidas de los demás.
    Me ha encantado.
    Un beso

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  8. A partir de un hecho cotidiano has conseguido escribir un relato que te engancha y te hace visualizar perfectamente a todas las personas que tan bien describes. A mi me encanta hacer este tipo de cosas en los trenes o autobuses.
    En cuanto al final ¿vives cerca del cementerio o dentro del cementerio? porque bien podrías estar muerto y volver a vivir a través de las vidas de los demás.
    Me ha encantado.
    Un beso

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  9. Y es que es así, desde el recién nato se inicia el camino, autobús, basta con viajarlo a ojos abiertos y oídos dispuestos para llenarnos de vidas semejantes o dispares, para gozar el trayecto, a veces creo que es muy barato el précio del billete para lo que regala.
    Tantas veces he sentido lo mismo y me alegro, cunde el camino.
    Besos contentos por tu relato sencillo regalo, inmenso viaje, gracias.

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  10. Y es que es así, desde el recién nato se inicia el camino, autobús, basta con viajarlo a ojos abiertos y oídos dispuestos para llenarnos de vidas semejantes o dispares, para gozar el trayecto, a veces creo que es muy barato el précio del billete para lo que regala.
    Tantas veces he sentido lo mismo y me alegro, cunde el camino.
    Besos contentos por tu relato sencillo regalo, inmenso viaje, gracias.

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  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    Respuestas
    1. Quería dar las gracias por vuestros comentarios. Como el relato lo escribí a horas poco recomendables, tengo que matizar que confundí a Kant con Diógenes, en la conversación que llevaban los universitarios sobre la masturbación. Saludos y muchas gracias otra vez.

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  12. Y no me extraña, testigo del ir y venir de las personas, en definitiva de susu vidas. Has sido partícipe de lo que les sucedia y te has llenado de sus vivencias. Un excelente relato, Alberto. Un beso

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  13. De a poco, nos vas llevando en el recorrido, donde tantas personas en su trajín cotidiano, parecen contarnos de manera muda, quiénes son, qué hacen, cómo viven... Seguro, que para los observadores nada pasa desapercibido, y para los que tenemos la imaginación como una puerta abierta, las percepciones que hagamos serán como libros contándonos cuentos. Una vida, muchas vidas, conviven en tu relato.
    Besos:
    Gaby*

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  14. Un camino repleto de historias ajenas por descubrir, de deducciones sobre cosas que jamás se confirmarán pero que nos hacen soñar un poco y disparar la imaginación. Me gustó mucho como encaraste el tema, la visión que le diste a este camino.
    Un abrazo.

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  15. Una pincelada de la vida sobre el lienzo de un transporte público. Como lo has descrito, parece el crisol de un alquimista, un fotograma donde varias etapas vitales coexisten sin solución de continuidad.

    Un abrazo

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  16. Precioso, Alberto, y muy original. Efectivamente, has hecho un recorrido por las diferentes etapas de la vida, a través de las personas que vas encontrando por el camino. Me gusta. Un beso.

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  17. La vida nos regala a diario tantos cruces de caminos, tantas experiencias de quienes nos rodean, y que nos van ayudando a crecer, el viaje a sido bello me alegro de haber subido a tu autobús.
    Besos amigo Alberto.

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  18. La magia de lo cotidiano, vista desde el crisol de tus letras, viaje o camino de los extraños que nos acompañan sin querer en nuestro dia a dia.
    Un beso

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  19. El Bus? como el Metro y el Mercado... un mundo por persona. Pero serán certeras nuestras deducciones? Aunque lo parezca a nuestro alrededor no hay dos vidas iguales, parecidas sí, peo no iguales.
    Serio juego ese de adivinar... seremos nosotros la imagen que proyectamos a los demás?

    Abrazos

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    Respuestas
    1. Efectivamente amigo Alfredo, somos unos perfectos proyectistas de todo lo que no queremos. Incluso de lo que queremos de nosotros mismos. Un saludo

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  20. Nos has traido todo un abanico de vidas encontradas en un mismo camino por unos instantes. Observar la vida es aprender, tus viajes en ese autobús son una buena manera de ir entendiendo la vida.

    Besos.

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  21. A veces esa situaciones son tan originales e inexplicables que parece que se hubiese montado un teatro a nuestro alrededor. Imaginar por un momento historias de vida, es algo inevitable para muchos de nosotros. Buen rédito, cuando se hace tan bien como vos en tu relato.

    besos

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