EL DOMINGO A LA MISMA HORA
Buenos días señora, disculpe que me siente aquí a su lado. Pasaba por aquí y no he podido evitar fijarme esos anillos que lleva en sus delicadas manos. Me vino a la cabeza el célebre bandolero “José María el Tempranillo”, así como una de sus frases: “mano tan bella no necesita de alhajas”. Y es que, como usted irá intuyendo, deseo robarla. Tranquila, no se ponga nerviosa, es que es mi primera vez. Además, que no tendría que ser un robo con fuerza. Bueno, entonces, ¿qué le parece? ¿Empezamos?
Bueno…, es que no estoy segura de sus intenciones. Además: ¿esto es para la tele o qué? Es que nunca me han robado. Vale, acepto el robo. ¿Cómo me pongo?, ¿así?
¡Por favor, parece usted una diva! No se preocupe, no hay ninguna cámara. Estamos solos: La señora más guapa que hay sobre la faz de la tierra y yo. Bien, yo saldré desde detrás de aquel árbol, me acercaré sigiloso, sacaré mi navaja, bueno la navaja habíamos dicho que no, y la digo que me dé todas las joyas que lleva encima. ¿Le parece bien?
De acuerdo…, yo, aquí le espero. No tarde por favor. ¡Qué nervios! ¡El Tempranillo!
Pues allí voy:
¡Señora, deme todas sus joyas ahora mismo! ¡Vamos, vamos, que no tengo todo el día!
¡Por favor, no me haga daño, le daré todo lo que me pida! ¡Tenga, tenga, los anillos…, las pulseras y mi colgante del Sagrado Corazón! ¡Cuídelo bien, que me lo regaló mi madre!
Bien, pues, creo que ya está. ¿Le ha gustado? ¡Menudo robo, eh!
Buffff, por favor ¡qué experiencia! Para ser la primera vez que me roban no ha estado nada mal. Pero que nada mal. Usted ha parecido un ladrón de película. ¡Como Curro Jiménez!
Bueno pues…, me alegro de haberla robado de forma tan agradable. Si usted sigue viniendo por aquí…, podría robarla otro día.
Mira hijo, si todos tus robos van a ser así, me puedes robar cuantas veces quieras. Mañana no creo que venga porque tengo que cuidar de mi nieto, pero el domingo seguramente vuelva. A la misma hora ¡¿Eh pillín?! Y no olvide mis joyas, que las necesitaremos.
Perfecto, pues, en ése caso, será un placer volver a verla. A robarla, quiero decir. El domingo a la misma hora. Ha sido usted una víctima encantadora. Madame, que tenga un buen día.
El placer es mío, y tenga, mi número de teléfono, para que me avise si no puede venir, que supongo que un chico tan guapo…, tendrá novia, ¿verdad?
Bueno…, algo hay. Tengo que marcharme, los migueletes estarán al caer. Le prometo que el próximo domingo estaré aquí para robarle de nuevo. Ha sido una experiencia inolvidable.
Un beso muy grande hijo, y sé bueno, que si no te veo el domingo me preocuparé mucho. Un beso muy grande. Adiós, adioooooss. (Creo que me he enamorado)
¡Au revoir, Madame! (Buffff, si el Tempranillo levantara la cabeza).
Alberto Villares
No tiene desperdicio este relato....me imagino la escena y una sonrisa continua se dibuja en mi cara. Yo también estaría encantada de que me robaran así! Ay! Ya no quedan ladrones como los de antes, tan atentos....
ResponderEliminarBesitos
FELIZ AÑO Y QUE SIGA LA CREATIVIDAD.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
mar
Vaya con el tío!... si es entrador y simpático, jeje... se hace querer
ResponderEliminar=)