Espero que os guste este relato en el que trato la incomunicación en la pareja y cómo nos abrimos sin tapujos fuera de ella:
TE CONFIESO
Mi novio me confiesa que ha visto una promoción interesante. Un dúplex con cinco habitaciones: la nuestra, el despacho de cada uno, y las habitaciones de los niños. Porque tendremos dos, ¿verdad, cariño? –Le respondo que sí, mientras sigo buscando el botecito del colorante para alegrar la paella.
Tiene dos cuartos de baño, o tres, no lo recuerdo. El nuestro, el de los niños y otro para los invitados. –Continúa su confesión mientras, con la cuchara de palo, me aseguro que ningún mejillón quede fuera del caldo. Odio que los mejillones queden secos. El chup chup de la paella me hipnotiza mientras mi chico sigue hablando.
Y el precio está de maravilla. Es una ganga. Son X y, de entrada, ¡sólo tendríamos que pagar Y! Podemos hacer la reserva cuanto antes. Ya sólo les quedan dos por vender. Claro cariño –le respondo, mientras apago el fuego y reviso el folleto del dúplex. Nuestro nidito, según dice.
Dos horas más tarde quedo con mi amante para tomar café y confesarme. Soy atea pero hace muy bien su papel de confesor, entro otras cosas.
Yo creo que se ha vuelto loco. Lo tiene todo pensado, ¡incluso el número de hijos que vamos a tener! Me fue imposible dar bocado mientras no paraba de hablar. Que si las habitaciones, las calidades, las puertas de roble… Creo que pude contar el número de granos de arroz que había en el plato. Bueno, estoy exagerando, pero sí que había cinco mejillones y dos cigalas. No paraba de hablar mientras mi arroz se enfriaba. Se comió dos platos con verdadero ansia, mientras yo observaba mi plato, cada vez más frio. Al final tuve que tirarlo. – Él me escucha, mientras el tin tin de la cucharilla le hipnotiza haciendo espirales en la espumilla del café.
Se ha vuelto loco, ¿no crees? – No respondió, tan sólo dejó escapar: aún disponemos de dos horas antes de que llegue mi mujer. Estarás muerta de hambre. Te llevaré a comer algo.
Alberto Villares.
Taller de cuento, lunes 3-Nov-2014
Consigna: Algo que transcurre en dos horas.
Vaya, cuántas confesiones y cuántas realidades ocultas en tu relato!
ResponderEliminarDejas para reflexionar, sobre los tantos vericuetos de ciertas relaciones. Da para revolver y que eche humo y aroma, como ese arroz que se ve bien sabroso!
Besos!
Gaby*
Es bueno confesar, aunque nadie te escuche, pues parece que nadie escuche a nadie, como si cada uno estuviera en una burbuja insonorizada...
ResponderEliminarHe releído tu relato varias veces, y cada vez me gusta más!
Enhorabuena!!
Las musas han vuelto a tu vida por la puerta grande.
Un beso
Muchas gracias, sois un encanto ;-)
ResponderEliminarInteresante forma de ver y exponer esta situación particular de la vida, al final una vez más queda demostrado que no todos somos ni pensamos igual jaja, impresionante.
ResponderEliminarCariños para ti
mar